El mundo moderno le exige cada vez más a la mujer. Que nos destaquemos como profesionales o empresarias, con un buen balance familiar, que estemos pendientes de las amigas y tengamos un hobby, que nos veamos bien, que estemos actualizadas y por supuesto, que también administremos a cabalidad nuestras finanzas (y las del hogar si estas casada!), entre otras exigencias. Mucho que lograr, y como seguramente habrán vivido en su propia carne, el hacerlo “bien” es un calificativo imprescindible. Un enorme reto para las que como yo, no somos “Superwoman”.
Con el pasar de los años, he tenido el privilegio de ser “mentora” de múltiples mujeres y guiarlas y apoyarlas en distintas facetas del mentado “desarrollo integral”. Conversaciones informales, un café, un desayuno, un email, un chat. Julie “¿cómo harías esto?” “¿Puedo manejar esta situación con mi jefe así?” “¿Cómo le doy retroalimentación o crítica constructiva a un miembro de mi equipo?” “¿siempre llega tarde! qué hago!?” “¿Me puedo poner este traje para la cena con clientes? ¿Está muy escotado?” “¿Será que parezco que voy para un funeral?” “¿Al retiro corporativo llevo vestido de baño? ¿Y si solo tengo bikinis?” “¡Porfa llámame, te tengo una consulta urgente pero urgentísima!” Además de la satisfacción que me da poderles apoyar con la consulta o respuesta puntual que necesitan, siempre son intercambios enriquecedores para mí, aunque en teoría soy yo la que dispensa “sabiduría” o “experiencia”.
La pregunta que me hacen muchas es de dónde viene esa “sabiduría” que parece salir de un barril sin fondo, y para no darte un patético “no se” o “de mi abuela Julia” (que dicho sea de paso falleció antes de que yo naciera), no tengo otra respuesta que de la vida (triunfos y especialmente fracasos) y las experiencias que me ha tocado enfrentar (o padecer) tanto en mi vida personal como en la profesional. Soy una mujer que ascendió la escalera corporativa muy joven, trabajando en una especialidad profesional altamente dominada por hombres y que me requiere viajar constantemente. También tengo esposo que es un profesional, 2 hijastros, un hogar que atender, y los parientes y las amigas de los cuales me gustaría estar más pendiente (dejemos a un lado por ahora el perene esfuerzo de hacer ejercicios, comer saludable, vestirme bien, leer y estar actualizada, tener un hobby interesante, y voluntariarme para una buena causa, entre otros menesteres).
Pero me apasiona lo que hago, y es este mundo profesional y la constante lucha entre las exigencias de la vida profesional y la personal, que me permite continuamente analizar el rol de las mujeres en distintos ambientes culturales, y lo que alimenta mucho del contenido de este blog. Aspiro a poder compartirles lo que he aprendido a través de mis experiencias, o lo que se consideran “buenas practicas”, sobre temas profesionales y personales, para que les sirva como apoyo y guía para afrontar algunos de sus retos y desafíos.
Acerca de Mi
Crecí en Panamá y me eduqué en Estados Unidos (A.B. Harvard University; J.D. Tulane University), donde también inicié mi carrera profesional como abogada en el área de transacciones de fusiones y adquisiciones, y financiamientos internacionales. Luego regresé a Panamá y continué trabajando en la misma rama del derecho, pero enfocada en transacciones transfronterizas en Latinoamérica y años después entré en el mundo de la banca de inversión. Actualmente soy la “Head” de Centroamérica y Caribe para una multinacional pública dedicada a la asesoría financiera en fusiones y adquisiciones, levantamientos de capital y restructuraciones. Además del trabajo, en los últimos años he tenido el privilegio de formar parte de la Junta Directiva, en calidad de director independiente, de un banco, una cadena de tiendas por departamento, un fondo de capital privado, una compañía de desarrollo inmobiliario, y una compañía de subastas de arte, entre otros. Ah, y en el camino también me casé, me divorcié, me volví a casar, y tengo 2 hijastros extraordinarios (100% el producto de la crianza de su madre y su padre que a pesar de estar divorciados hacen una labor ejemplar como acudientes).